Puedes escuchar una canción
hasta que casi te sangren los oídos,
puedes sentir que la han escrito para ti,
puedes aprendértela
y cantarla a viva voz en tu más recóndita soledad.
Puedes vivir la música,
puedes amarla,
puedes respirar música por cada poro de tu piel.
La música,
dulces o atronadores sonidos que llegan a tu cerebro
para mecerlo suavemente o golpearlo hasta que duela.
Pero aún así, es arte, te motive o te destroce,
es arte, arte que me mantiene viva,
porque yo sin música estoy vacía, yerma.
La necesito.

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