Visitas.

viernes

Era una noche, no preguntes, una noche cualquiera, donde puedes estar en cualquier lado, hablando de cualquier cosa, cualquier tema era posible, pero comenzaron a hablar de ese amor que pudo ser y no fue, ese que llevarás siempre guardado en tu corazón. Yo empecé a hablar de ti y de mí. Nadie podía pararme, las palabras brotaban de mis labios como un manantial, como la lava ardiendo de un volcán. Abrasándome, quemándome muy dentro. Las sentía en mis ojos, que también comenzaron a desbordarse en cascadas de sal; de sal, como tú. 

Hablé de ti, de mí, del mar, de carreras interminables, de días muy cortos e inviernos muy largos, del frío, del calor que sentí a tu lado. De todos esos besos que no fueron, de esas promesas que quedaron olvidadas, o quizás solamente guardadas. 

Era una noche cualquiera.

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