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viernes

Escribo, borro, escribo, borro. Nada se ajusta a lo que realmente te diría si pudiese hablarte con el corazón, con esos pedazos de corazón que llevo sujetos por hilitos y trozos de celo. No puedo hablarte con el corazón porque de un plumazo me lo harías polvo y me lo dejarías inservible. No puedo razonar con una pared, que solo sabría devolverme el cariño en golpes. Suerte de mi orgullo, que aun tenía un poquito reservado para no quebrarme para siempre.

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